La hidradenitis supurativa es una afección crónica de la piel. También se le conoce con el nombre de hidrosadenitis supurativa. Provoca unas protuberancias similares a las del acné.
Esta afección suele aparecer después de la pubertad. Es posible que persista, incluso por muchos años. De hecho, puede empeorar con el tiempo. A veces genera síntomas emocionales y problemas en la vida cotidiana.
La hidradenitis supurativa es una afección cutánea. Su característica principal es la aparición de protuberancias por debajo de la piel. Estas son pequeñas y cuando se inflaman causan dolor.
También es posible que las protuberancias se abran y formen una especie de túnel debajo de la piel. Al abrirse generan abscesos que se llenan de líquido y pus. En algunas ocasiones, al sanar dejan cicatrices.
Lo más común es que la hidradenitis supurativa aparezca en aquellas zonas de la piel que tienen roce continuo. La ubicación más clásica son las axilas, la ingle, los senos y los glúteos.
No se conoce cuál es la causa exacta de la hidradenitis supurativa. Se sabe que se desarrolla cuando hay obstrucción en los folículos pilosos de la piel, pero se desconocen las razones por las que esto ocurre.
La enfermedad podría estar asociada a factores genéticos, a procesos hormonales, a problemas del sistema inmune y a algunos hábitos inadecuados. Los factores de riesgo implicados son los siguientes:
También podría interesarte: La vitamina D y el cuidado de la piel
La hidradenitis supurativa puede afectar solo una parte del cuerpo o varias zonas a la vez. Así mismo, los signos pueden ser leves o severos. Dentro de ellos se destacan los siguientes:
Hay factores que pueden empeorar los síntomas, como los cambios hormonales, el estrés, la humedad y el calor. Es habitual que la enfermedad se torne menos severa en las mujeres después de la menopausia.
Lo más habitual es que el primer síntoma de la hidradenitis supurativa sea la aparición de varios nódulos, por lo general en las axilas y las ingles. Luego desaparecen de forma espontánea, entre 7 y 10 días, sin dejar cicatriz.
Puede haber uno o varios nódulos en la misma localización. Cuando son varios tienden a aglutinarse y formar fístulas entre ellos. Estos son los túneles. Comienzan a supurar y, si no hay remisión espontánea, casi siempre dejan cicatrices.
La misma persona puede presentar lesiones con distinto nivel de gravedad. En los casos recurrentes, las etapas activas se intercalan con períodos en los que desaparece el problema por completo. La periodicidad es muy variable y se desconoce la causa de ello.
Descubre: ¿Una dieta puede mejorar la hidradenitis supurativa?
El síntoma característico de las lesiones es el dolor. Este es intenso en la fase en que aparecen los nódulos y se incrementa si hay un absceso. Cuando este drena se alivia en gran medida la molestia.
La supuración suele tener mal olor y exige que se empleen gasas o apósitos para absorber y limpiar la zona. Todo esto, en conjunto, provoca un deterioro en la calidad de vida de la persona afectada. Es común que en los casos graves haya también ansiedad y depresión.
Cuando la hidradenitis supurativa se torna persistente y severa genera diversas complicaciones. Las más habituales son las siguientes:
El diagnóstico de la hidradenitis supurativa se realiza con base en una exploración clínica. El médico examinará las zonas afectadas y también hará algunas preguntas acerca de la forma como se experimentan los síntomas.
No existe ninguna prueba o examen para diagnosticar esta enfermedad. Sin embargo, cuando hay pus, es posible que el médico tome una muestra y la envíe al laboratorio. El objetivo es descartar una infección.
Existen dos líneas básicas de tratamiento: los fármacos y la cirugía. Ninguna de ellas es completamente eficaz. Así mismo, ambas entrañan riesgos.
Si se eligen los medicamentos, lo habitual es que se receten uno o varios de los siguientes:
En cuanto a la cirugía, también existen varias opciones:
En la actualidad se están experimentando nuevos tratamientos para la hidradenitis supurativa. Sobresalen los estudios con las nuevas terapias biológicas, los antisépticos tópicos y otros fármacos.
Si una persona padece el trastorno es conveniente que mantenga una buena higiene en la piel y evite causarse lesiones en ella. Así mismo, se debe obviar la ropa ajustada y los químicos o productos irritantes.
Evitar el consumo del tabaco, tener una dieta saludable y hacer ejercicio con frecuencia también son medios para reducir el riesgo de exacerbación. Es conveniente mantener el peso y quizás sea necesario contar con apoyo psicológico.